Has planificado un viaje romántico a Venecia para fotografiarte con tu pareja en los rincones con más encanto y lo que te encuentras es marabuntas de turistas en cada puente, plaza o callejuela. Quieres contemplar todos los detalles del cuadro de La Gioconda en el Museo del Louvre, pero para coger sitio en primera línea tienes que “luchar” entre codazos y pisotones. Cuando llegas a la playa de Ipanema de Río de Janeiro, después de hacerte miles de kilómetros, no encuentras ni un metro cuadrado de arena libre. ¿No lo esperabas? Entonces, ingenuo de ti, has estado viviendo “la ilusión del turista”. Estos son 8 destinos turísticos masificados que no disfrutarás en un ambiente de serenidad a no ser que seas el presidente de un país o una estrella del rock y cierren este espacio turístico en exclusiva para ti.
Texto: José Carlos Pozo
La lista de destinos turísticos masificados puede ampliarse todo lo que se quiera: la Plaza del Reloj de Praga, Las Ramblas de Barcelona, el Barrio Rojo de Amsterdam, el Partenón de Atenas, etc. Aquí destacamos algunos de esos lugares donde son patentes los riesgos del turismo de masas, pese a todos los beneficios evidentes que, en contrapartida, genera la actividad turística.
Venecia
La famosa ciudad de los canales es la más amenazada en el mundo por el turismo de masas. Las autoridades italianas cifran en más de 20.000 turistas al día los que pululan por sus calles, lo que contrasta notoriamente con los escasos 62.000 habitantes nativos que continúan viviendo en el centro histórico de Venecia, puesto que la ciudad de las góndolas pierde población año tras año. Además, alojarte en un hotel (muchos de los cuales tienen menos nivel de lo que indican sus estrellas), en cualquiera de los seis distritos de la ínsula donde se asienta la parte vieja, te costará un riñón. El consejo es que te alojes en las localidades periféricas y llegues a Venecia en tren o en barco.
El Museo del Louvre (París)
Año tras año el Museo del Louvre de París encabeza la lista de los museos de arte más visitados del mundo. En 2015 recibió más de 9 millones de visitantes. Dentro de su vasta colección, la obra estrella es el famosísimo cuadro de Leonardo da Vinci titulado “La Gioconda”, también conocida como “La Mona Lisa”. Cuando llegas a la Gran Galería de la pintura renacentista italiana del siglo XVI, con obras maestras de Tiziano, Tintoretto o Veronese, en un extremo hay siempre un constante agolpamiento de gente. Aunque te abras paso entre la bulla, a duras penas conseguirás divisar bien a la dama italiana representada por Leonardo: primero, porque hay una valla de separación de varios metros; y, segundo, porque la talla es “minúscula” (77 x 53 cm) y está metida en una estructura climatizada cerrada herméticamente. Lo triste del “turista borrego”, es que si mirara al extremo opuesto, se toparía con “Las bodas de Caná”, de Veronese, el cuadro más grande del Louvre (6,77 m x 9.94 m), una joya artística en la que apenas se detiene la “masa turística”.
Las Pirámides de Giza (Egipto)
Aunque el turismo en Egipto esté de capa caída debido a la inseguridad terrorista, las Pirámides de Giza siguen siendo un reclamo ineludible. Eso sí, pasaremos de decenas a miles de visitantes según lo que haya aparecido en los telediarios europeos y americanos en los meses anteriores. Construidas sobre el año 2.500 a.C., las tres pirámides principales de Giza (Keops, Kefrén y Micerinos) constituyen el único superviviente de la Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Para no pasar un calor sofocante, tendrás que levantarte muy temprano y aun así tendrás que tragarte más de una cola, además de esquivar a los pesadísimos vendedores ambulantes y camelleros egipcios. Hazte a la idea de que no podrás disfrutar en paz de las pirámides, pero al menos quédate con el consuelo de que es una experiencia mágica ver esas gigantescas moles de piedra levantarse en el desierto norteafricano.
La Fontana di Trevi (Roma)
Para casi todos los turistas ir a Roma y no hacer cola para visitar la Capilla Sixtina o lanzar moneditas a la Fontana di Trevi sería un sacrilegio. Así muchos se pierden muchos otros tesoros interesantes como Campo di Fiori o hacer una ruta por los pueblos cercanos a Roma, donde los agobios serán menores o inexistentes. Sin embargo, ¿quién se resiste a ver la fuente más monumental de Roma y quizás del mundo? Siempre hermosa, siempre llena de gente, de pie o sentada en los bordes de la fuente o en las gradas que descienden hacia el estanque. Todos se agolpan para admirar el espectáculo arquitectónico-escultórico diseñado por Nicola Salvi en el siglo XVIII. No te hagas ilusiones pensando que, como Marcello Mastroianni, podrás ver a una belleza rubia chapoteando en el agua como ocurría en la “Dolce vita” de Federico Fellini; más bien cuídate el bolso y los bolsillos porque las masas de turistas son el paraíso de los carteristas en Roma.
La Gran Muralla china
China fue el cuarto país más visitado del mundo con 55,6 millones de turistas, la mayoría de los cuales no pierde la ocasión de acercarse a la Gran Muralla China. Esta gigantesca construcción, que duró desde el siglo V a.C. hasta el XVII d.C., tiene una longitud de más de 21.000 km, muchos de cuyos tramos están en ruinas. Casi todos los turistas van a los más cercanos a la capital china, Pekín. Si quieres estar como en una lata de sardinas y solo decir que has estado allí, tu tramo es el de Badaling. Según muchos foros y webs de viajeros que recomiendan los sectores de la Muralla China que visitar, Mutianyu no está lejos de Pekín, está restaurado y no está masificado debido a que las rampas de subida y bajada son continuas.
Nueva York
Con su propia población es ya de por sí una ciudad masificada, cara y estresante, por lo que con 58,3 millones de turistas en 2015 te puedes imaginar que será raro encontrarte solo en algún lugar de esta megaurbe. La Estatua de la Libertad, Times Square o Broadway (por cierto, si quieres ir a algún musical, haz la reserva con tiempo) son lugares petados de gente. Como recomendación, hay otras experiencias únicas en Nueva York, como asistir a una misa de góspel en un barrio menos turístico o dar un paseo en helicóptero, eso sí, para esto último te vas a tener que rascar el bolsillo pero será inolvidable.
Las playas de Río de Janeiro
En ciudades mega turísticas la imagen de playa desierta y segura que todos soñamos en un marco incomparable como es la bahía de Río de Janeiro está en vías de extinción. Por lo pronto bórralo de tu mente si piensas tomar el sol en sus dos playas más famosas, Ipanema y Copacabana, donde te costará trabajo poner la toalla o el pareo en la arena, en especial durante el verano brasileño (de noviembre a marzo). En cualquier caso, son los lugares ideales para contemplar bellezones brasileños mientras te tomas una caipirinha o agua de coco. Brasil no es Europa en cuanto a la seguridad se refiere. No lleves nada de valor a la playa ni tampoco dejes tus cosas sin vigilar mientras te bañas. Por desgracia los robos son frecuentes. En Río de Janeiro hay otras playas más alejadas o escondidas de las que suelen ir los turistas pero más encantadoras, como Joatinga, Prainha, la preferida por los surfistas, o Vermelha, más familiar a las faldas del famoso Pao de Azúcar.
La Torre de Pisa
Si hay un lugar en el mundo donde hacerse la misma foto estúpida se ha convertido en casi obligación para el rebaño de turistas, ése es la Torre de Pisa. Sujetándola, abrazándola, botándola, cargándola a la espalda, pateándola, etc. En un día soleado con buen tiempo te toparás con cientos de turistas desplegados por el Campo de los Milagros, donde se hallan el Duomo, la Torre, el Campanario, el Baptisterio y el Campo Santo, haciendo malabares inimaginables para posar ridículamente en la foto que quieren mostrar a sus amigos en redes sociales de su estancia en Pisa. ¿Somos bobos los humanos? Pues sí. Para huir de la marabunta de descerebrados en esta encantadora ciudad, mi solución fue disfrutar de un paseo en una noche cerrada y fría de invierno con estos monumentos de fondo. Os podéis imaginar cómo lo disfruté. Colocando mi trípode donde quería sin que nadie se me colase en el encuadre (como se puede apreciar en la foto de arriba). Es un recuerdo imborrable de uno de los conjuntos arquitectónicos más hermosos del mundo.
Publicidad en turismo: el caso de Viena el cuadro "El Beso" de Klimt
27 de marzo de 2016[…] la mayoría de destinos turísticos masificados o menos visitados se han embarcado en acumular seguidores o likes en Facebook, Twitter o Instagram, […]