La experiencia de dormir en una casa cueva en Guadix ha sido una de las más sorprendentes y originales que he disfrutado en un alojamiento turístico fuera de lo común, pero tan arraigado y propio desde hace más de cinco siglos en el noreste de la provincia de Granada, en las comarcas de Guadix, Baza y Huéscar. El Barrio de las Casas Cuevas de Guadix es uno de los lugares más singulares, originales y pintorescos de España, que por algunos de sus recovecos parecen como los de los planetas desérticos de Star Wars.
Texto y fotos: José Carlos Pozo
Situada en una de las faldas de Sierra Nevada, a unos 50 km de Granada, se halla el pueblo de España con mayor concentración de casas cuevas. Consideradas infraviviendas durante siglos, en las últimas décadas se han ido rehabilitando y acondicionando a las comodidades actuales; la inmensa mayoría para uso habitual de las familias locales y otras para fines turísticos.
Una noche en una casa cueva de Guadix
A Guadix llegamos en una tarde lluviosa y fría. Tras atravesar las avenidas principales del municipio, el navegador del coche nos fue metiendo en un barrio montañoso de trazado irregular, por medio de calles estrechas y retorcidas, algunas empinadas y otras de escasa luz al caer la noche. Sin transeúntes en un día tan poco apetecible y viendo a los lados unas extrañas casas que sobresalían de la montaña, parecía que entrábamos de lleno en una ciudad fantasmal. “¿Pero dónde nos has metido?” Me espetaron mis acompañantes de viaje.
Nuestras caras iniciales de susto se disiparon de inmediato. Al entrar en el lugar que habíamos reservado en Guadix, la Casa Cueva de Manuela, experimentamos primero una sensación de alivio por comprobar que era una vivienda unifamiliar de tres dormitorios, muy agradable, confortable y aclimatada. Luego nos dedicamos a explorar con curiosidad casi infantil las estancias de esta insospechada vivienda, que combinaba elementos tradicionales de las antiguas casas cueva, como las sillas de madera o la mesa-camilla, con el equipamiento moderno que tenemos en nuestras casas: televisor, microondas, horno, Wifi… El momento más placentero de la jornada, sin duda, fue cuando encendimos la chimenea y nos sumimos en un ambiente de relajación total. La más encantada de todos fue la abuela, que quería quedarse más días en la casa cueva.
El Barrio de las Casas Cuevas
Al día siguiente, a plena luz diurna y sin la lluviosa precedente, pudimos contemplar desde la terraza de la Casa Cueva de Manuela una vista alucinante de 360 grados de todo lo que se ha ido construyendo en esta zona de Guadix. Estábamos en medio del Barrio de las Casas Cuevas.
Lo que se ve es un paisaje muy muy extraño. Pareciera como si estuviéramos en el planeta desértico de Tatooine que se retrata en la saga de películas y series de “Star Wars” o “The Mandalorian”. Las casas cuevas se han horadado, de manera totalmente arbitraria, sin patrón fijo, sobre pequeñas lomas de tierra arcillosa de las que sobresalen sus chimeneas blancas.
Caminando por el barrio se llega al punto más privilegiado para hacerse una idea panorámica del entorno. En el Mirador del Padre Poveda, en la soledad de la mañana, me puse a imaginar cómo los habitantes de esta región, desde tiempos prehistóricos, habían hecho un uso tan inteligente y adaptativo a esta orografía. No obstante, se cuenta que los más genuinos cueveros de Guadix fueron realmente los moriscos, que tras la Reconquista de Granada no quisieron marcharse de Al-Andalus pero sí prefirieron refugiarse lejos de los centros urbanos dominados por los cristianos y así construyeron sus refugios en estas grutas naturales.
Por cierto, no es de extrañar que en ese Mirador del Padre Poveda hayan colocado de forma permanente una silla de “Guadix de cine”, puesto que aquí se han rodado más de setenta películas, entre ellas muchas de las más famosas del spaghetti western de Sergio Leone como “El bueno, el feo y el malo” o “La muerte tenía un precio”. Este municipio granadino ha representado escenarios tan diversos y lejanos como México, Albania, Rusia, Turquía o incluso Alemania, una de cuyas estaciones de tren durante la etapa nazi fue filmada en “Indiana Jones y la última cruzada”.
Las Casas Cuevas, de moda
En el Centro de Interpretación de las Casas Cuevas de Guadix nos informaron que en la localidad hay unos 2.000 alojamientos excavados en las rocas blandas arcillosas que rodean la localidad. De una población de 18.000 habitantes, se calcula que hay unos 6.000 habitando en estas viviendas subterráneas.
Por eso, con derecho propio Guadix se ha ganado el título de Capital Europea de las Casas Cuevas, a pesar de que tiene dura competencia con otras regiones europeas famosas por este tipo de alojamiento, como la Dordoña francesa, la ciudad italiana de Matera, algunas islas griegas o un poco más lejos la Capadocia turca.
Nos contaron también que desde que comenzó la pandemia del Covid-19 las casas cuevas se han puesto de nuevo de moda entre los accitanos (gentilicio de la gente de Guadix). Muchas parejas jóvenes han optado por irse a vivir a una casa cueva en lugar de a un piso, ya que son construcciones sostenibles que mantienen una temperatura constante y agradable entre 19 y 22 años tanto en invierno (en Guadix hace tela de frío) como en verano (en Guadix hace tela de calor). De este modo, el ahorro en calefacción y en aire acondicionado es vital y más en los tiempos actuales en el que los precios de la energía están desatados.
Catedral, teatro romano y alcazaba
Aunque las casas cuevas son motivo más que suficiente para rendirle una visita, no nos esperábamos que Guadix tuviese tanto patrimonio histórico-cultural en sus entrañas. El monumento más imponente y visible del pueblo es la Catedral de la Encarnación, levantada principalmente en el siglo XVI sobre templos anteriores (uno visigodo y luego una mezquita musulmana) y que mezcla con bastante elegancia los estilos góticos, renacentista y barroco. No obstante, la sorpresa mayor que nos deparó esta catedral fue toparnos en una capilla con una copia única en España de “La Piedad”, la célebre escultura de Miguel Ángel que se encuentra en la Basílica de San Pedro de Roma. Esta obra accitana anónima fue realizada en 1930 pero fue brutalmente destruida durante la Guerra Civil. Afortunadamente hace pocos años fue magistralmente reconstruida.
Otra de las curiosidades inesperadas de Guadix es la de contar con un teatro romano en el mismo centro de la ciudad, justo a un lado de la catedral y debajo de otra joya arquitectónica de la ciudad, el Palacio de los Marqueses de Villalegre, un impresionante edificio señorial renacentista. En 2008, mientras se realizaban las obras para construir un párking, se hizo un espectacular descubrimiento arqueológico. Hoy solo se conservan los cimientos, algunas columnas y algunos muros del teatro romano levantado en el año 25 de nuestra era, en tiempos del emperador Tiberio. En todo caso, nos da a entender la importancia de la ciudad en la Hispania.
Igualmente relevante fue Guadix en el período de dominación musulmana, del cual se erige aún hoy la Alcazaba construida en el siglo XI, que fue ampliada por el reino taifa de los nazaríes de Granada para defender la zona de las incursiones cristianas. En la Alcazaba se llevan a cabo actuaciones de restauración desde hace años, por lo que las visitas turísticas son por ahora en días muy específicos. No tuvimos la suerte de verla por dentro, pero sí apreciamos sus majestuosos muros de tierra arcillosa, como los de las casas cuevas que quedan a escasa distancia.
Dormir en un hotel en Guadix
Como nos gustó tanto Guadix, en nuestro viaje de vuelta decidimos parar de nuevo en el pueblo. Lamentablemente, como era previsible, no quedaba ni una sola casa cueva disponible en Semana Santa. De todos modos, tuvimos suerte de encontrar una habitación suite en el Hotel Mulhacén a un precio excelente: 100 euros para tres adultos y una niña, con dos habitaciones separadas y un baño con hidromasaje entre ambas estancias.
En la otra punta del Barrio de las Cuevas, el hotel Mulhacén está a 5 minutos a pie de la Catedral de la Encarnación. Para los que busquen un alojamiento estándar, es otra opción para dormir en Guadix. A propósito de ello, nuestro despertar en esta segunda jornada vino acarreado de otra nueva sorpresa. Por el cielo accitano sobrevolaban tres globos aerostáticos que imprimían un aire romántico a la estampa con la ciudad bajo sus pies y las cimas nevadas de Sierra Nevada al fondo. Captamos las imágenes de los globos subidos al tejado de nuestra habitación en el hotel Mulhacén.
Está claro que la próxima vez en Guadix otra de las experiencias turísticas ineludibles es montarnos en un globo y contemplar desde el aire el Geoparque de Granada, un territorio geológico espectacular en la parte oriental de la provincia granadina, pero por supuesto quedándonos a dormir en una casa cueva en Guadix.