Hablamos de una pequeña isla del Caribe, a tres horas en avión de Miami, rodeada de otras islas quizás más conocidas como Martinica, Guadalupe o Barbados. En esta excolonia británica hemos descubierto un lugar ideal para pasar unas vacaciones más románticas y apartadas, y también hemos podido disfrutar de una naturaleza exuberante e intensamente verde, salpicada de playas idílicas, de pueblos encantadores y hasta del humeante volcán Soufrière. Santa Lucía goza, además, del microclima idóneo para crezca la moringa, una planta de la que pocos en Europa u otras partes del mundo conocen sus extraordinarias propiedades medicinales, terapéuticas y medicinales. Algunos científicos lo llaman “el árbol de la vida”; por eso, si se considera Santa Lucía, la isla de la moringa, una de las visitas que no queríamos perdernos era a una plantación de esta planta tan especial.
Texto y fotos: Alberto Haro
Santa Lucía se independizó de Gran Bretaña en 1979, pero fue objeto de luchas constantes entre los franceses y los ingleses hasta 1816, que pasó definitivamente a formar parte de la corona británica. Es una curiosa mezcla franco-británica-africana: la población de unos 150.000 habitantes es principalmente de origen africano; tienen el inglés como idioma oficial pero en la calle se habla el “patois”, una variante dialectal del francés; conducen por la izquierda pero son católicos y muchos tienen apellidos galos.
En Santa Lucía todo queda cerca. Desde Castries, la capital, o desde Rodney Bay, que es la zona turística por excelencia, puedes hacer excursiones de unas horas sin agotarte. Ten en cuenta que la isla tiene 43 km de largo por 22 km de ancho y una sola carretera, eso sí, llena de curvas. Por eso, el mejor consejo es que te pares en los numerosos miradores y playas como Gros Islet o Reduit Beach, sin duda, dos de las mejores playas. Y, por supuesto, es inexcusable subir a las Montañas Pitons, dos conos volcánicos que son el símbolo de esta pequeña nación del Caribe. De hecho, aparecen representados en su bandera nacional.
En efecto, lo más atrayente de Santa Lucía es su extraordinaria naturaleza. Es increíble que con el coche llegáramos muy cerca de un volcán todavía activo, el monte Soufrière, o que de repente te encuentres con una cascada en medio de una vegetación frondosa y bien cuidada en el jardín botánico llamado “Diamond Botanical Falls”. También fue divertido bañarnos en barro en las famosas aguas termales de Sulphur Springs Park.
La moringa, el árbol de la vida
Caminando por los senderos de Santa Lucía, plagados de frondosos árboles con piñas, mangos y otras frutas tropicales, nos topamos con unas plantas extrañas, exóticas, únicas, que nunca habíamos visto antes. Habíamos llegado a la plantación de moringa creada por Jarka Bartos y su marido, Milan Bartos. De ser meros turistas en Santa Lucía, estos emprendedores eslovacos han pasado a ser embajadores de los numerosos usos y propiedades médicas y terapéuticas de la moringa: reduce los síntomas del asma o de la enfermedad de Chron, previene contra la gripe y los resfriados, disminuye el nivel de azúcar por lo que favorece a los diabéticos, es antiinflamatoria o aumenta las defensas de las personas con estrés o que se cansan con facilidad.
La moringa se recoge y manufactura en la misma isla de Santa Lucía, siguiendo estrictos controles y protocoles de calidad que han traído de Alemania, Austria y Eslovaquia para conseguir que la moringa en polvo no contenga ni hongos ni bacterias. Luego se envía a Europa y se comercializa a todo el mundo a través de Moringa Caribbean. Citando a Doctor Noel Vietmeyer de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, Jarka Bartos afirma que “la moringa se convertirá en una de las plantas más apreciadas del planeta”. Sin embargo, nos previno también de los “vendedores de humo”, es decir, aquellos que presentan la moringa como una especie de homeopatía, asegurando que puede curarlo todo. A pesar de que sus propiedades curativas no valgan para todas las enfermedades, la moringa posee una enorme cantidad de antioxidantes y principios activos.
Disfrutar de la hermosa isla tropical de Santa Lucía es un viaje que será difícil de olvidar. Además, si la moringa que hemos empezado a tomar nos ayuda a mejorar nuestra salud, la recompensa será doble.
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