Que a tan sólo 80 km de la fría ciudad de Granada en invierno y también muy calurosa en verano haya una zona costera de clima constante y subtropical, de 18 grados de media anual, me sorprende. Que de las cumbres de Sierra Nevada, con el pico más alto de la España peninsular (el Mulhacén, con 3.479 metros), relativamente cercanas también, se pase a un litoral costero donde se cultivan en abundancia papayas, chirimoyas, mango y aguacate, me asombra. Que entre el desenfreno urbanístico, que jalona chalets, urbanizaciones y hoteles en las lomas de la serpenteante costa granadina, se conserven todavía ricos patrimonios monumentales, como Salobreña, La Herradura y Almuñécar, me maravilla más aun. He ido a conocer Almuñécar, la punta de lanza turística de sol y playa de la provincia granadina, y mis impresiones son muy positivas. Aquí van mis propuestas sobre qué hacer y qué ver en Almuñécar, el trópico en Granada.
Texto y fotos: Alberto Haro
Enclave veraniego de los “granaínos” capitalinos, su privilegiado clima subtropical ha propiciado también el asentamiento desde hace décadas de muchos jubilados europeos, al igual que en las vecinas localidades costeras malagueñas de Nerja y Torrox, “la pequeña Alemania” de Málaga. Antes de recorrerla en coche, sabía que era una costa escarpada y zigzagueante, pero no sabía que fuera tan extensa: 19 kilómetros. Sabía que sus playas (26 en total) eran de “chinitos” o piedras pequeñas, nada arenosas como las de Almería y Cádiz, pero no sabía que sus aguas fueran tan cristalinas -eso sí, frías de narices- y propicias para el submarinismo y el buceo. Y no sabía nada de nada sobre su rico patrimonio monumental, presidido por su castillo árabe que se emplaza en pleno casco urbano, y su vegetación exuberante, cuyo punto neurálgico es el Parque del Majuelo.
Qué hacer y qué ver en Almuñécar
Las playas de Almuñécar
Cerca del centro histórico de Almuñécar, la playa urbana más extensa, donde ondea la bandera azul de calidad por sus buenas infraestructuras, es la Playa de San Cristóbal. Me fascinó la elegante arboleda de su paseo marítimo, cuyas protagonistas son, sin duda, sus altas palmeras que dan cobijo del sol a los transeúntes en estos días en los que el Lorenzo pega con fuerza. Otras localidades costeras españolas deberían imitar el ejemplo de esta playa sexitana (gentilicio de Almuñécar) para diseñar y remodelar mejor sus paseos marítimos en cuanto a la elección de sus árboles. Desde aquí paseando se llega rápidamente al castillo y avanzando a otras otras playas que bordean el casco urbano, como la playa de Velilla y la playa El Pozuelo.
En La Herradura, una especie de península más apartada del centro de Almuñécar, me agobió la playa principal. Es como una pedanía que se ha urbanizado plenamente y si vas en julio, como fue mi caso, o en agosto, o llegas prontito o estarás dando vueltas como un tonto en una feria para encontrar aparcamiento, ni en la zona azul ni en los aparcamientos privados. También en La Herradura se halla el puerto deportivo de Marina del Este, que tiene alrededor algunos de los mejores parajes de fondos marinos, por lo que es apto para la práctica del submarinismo.
Los nudistas tienen una para ellos solos, la playa de Cantarriján, y otra en la que se encontrarán a gente sin quitarse el bañador, la playa de El Muerto. En Almuñécar hay más calas pequeñas, como la Galera, el Tesorillo o Cabria, para los que huyan de masificaciones.
No todo es sol y playa, también historia
Paseando por el paseo marítimo de la playa de San Cristóbal, justo debajo del Peñón del Santo, me encontré de frente la estatua de Abderramán I, a quien se homenajea por arribar a la costa de Almuñécar allá por el año 755 y quien un año más tarde fue proclamado en Córdoba el primer emir de la dinastía Omeya en Al-Andalus.
Adentrándome por las calles, en busca del castillo, pasé por delante de un llamativo edificio rosa de estilo neoárabe, del siglo XIX, el Palacete de la Najarra, y llegué al Parque del Majuelo, que combina eclécticamente la botánica con la arqueología. Su jardín botánico con 182 especies diferentes es un bello marco que envuelve una bien preservada factoría de salazones de pescado de época romana. Además, en el Parque del Majuelo se desarrolla una rica y variada agenda de actividades culturales y de conciertos de jazz, flamenco o blues, en especial durante la época estival.
Subiendo por las callejuelas del Barrio de San Miguel, fui a parar a la Cueva de los Siete Palacios, que funciona como museo arqueológico de la ciudad y que alberga restos fenicios, romanos y árabes.
Y más arriba lo que me quedaba por ver era el Castillo de San Miguel, asentado sobre una planta fenicia y luego romana, pero convertido en gran fortaleza árabe a partir del siglo XI. Desde la conquista cristiana de Almuñécar en 1489, el castillo se adaptó como bastión militar con defensas a base de cañones. Como los piratas berberiscos acechaban las costas mediterráneas españolas, incluso en el siglo XVII, el rey Carlos III mandó construir otra fortaleza elevada que dominara otra parte de Almuñécar. El Castillo de La Herradura se mantiene en pie.
Tampoco me olvido mencionar que Almuñécar cuenta con un acueducto romano, que llegó a tener hasta 7 km, y que a día de hoy conserva 5 tramos.
Para las familias con niños Almuñécar también ofrece otras actividades de ocio, como el Parque Acuático Aquatropic, el Acuario de Almuñécar y el Parque Ornitológico Loro Sexi, con más de 500 aves diferentes.
David
2 de septiembre de 2019Es una guía muy completa y acertada de nuestra localidad. Gracias por ayudarnos a difundir el turismo sexitano.