Eclipsado por la fama de su pueblo vecino -Mijas-, y escondido entre montañas, por debajo de la autovía A7, se halla uno de los pueblos blancos más bellos de la Costa del Sol. Benalmádena Pueblo es la zona más antigua de este municipio que ha crecido hasta lo indecible con hoteles, complejos de apartamentos y otras infraestructuras turísticas que se extienden por su costa. Pese a este desarrollo urbanístico, esta parte de Benalmádena conserva aún el encanto de los pueblos de antaño. Desde un punto de vista fotográfico, es un filón inagotable para captar imágenes espectaculares, vivas y originales.
Texto y fotos: Celeste Stuchetti


Particularmente la zona de Benalmádena Pueblo que más me fascina para tomar fotos es el mirador donde se halla el templo budista, denominado la “Estupa de la Iluminación”. Aquí se respira una serenidad indescriptible, con la Sierra de Mijas a la espalda y el Mariposario a un lado. Las imágenes panorámicas que se pueden obtener de estas playas bañadas por el Mar Mediterráneo y del puerto de Fuengirola son sencillamente impresionantes.
Un paseo por el centro del pueblo nos revelará la esencia de este lugar: sus fachadas encaladas en un blanco brillante, sus macetas a las puertas de las casas, sus placitas acogedoras y, sobre todo, sus gentes habladoras y acogedoras, que se han abierto sin complejos a turistas y residentes extranjeros que pululan todo el año por sus calles. Es ideal para el fotógrafo que quiera “atrapar” en imágenes el aire bohemio y pintoresco de este lugar único de la Costa del Sol.
Si eres de los que se fijan en los detalles, en eso en lo que otros apenas no se percatan, en Benalmádena Pueblo encontrarás cantidad de ellos. Yo, cada vez que vuelvo, encuentro uno nuevo.


