La ciudad austríaca de Eisenstadt, apenas a unos 12 km de la frontera con Hungría, alberga entre sus calles numerosas atracciones turísticas y culturales que rememoran el legado musical de Haydn, como el mausoleo o la casa donde temporalmente residió este ilustre compositor. Su sencillez y serenidad la convierten en un espacio adecuado para evadirse entre música de cuerda y bosques verdes, especialmente si nos detenemos en los jardines del Palacio Esterházy.
Foto y texto: Marta García Villar
Una glorieta solitaria, uno de los invernaderos más importantes de Austria y dos lagos cristalinos donde danzan los patos se reúnen en un área de verde armonía donde descansar y refugiarnos del ruido urbano. Un rincón congelado en el tiempo que respira las notas de los arroyos.