En los inviernos fríos de Salamanca, en los que la temperatura ronda 0 grados de día y de noche, es habitual que haya cinco o seis días seguidos de niebla espesa. Pese al engorro por la escasa visibilidad y a la sensación depresiva que nos provoca por la ausencia de rayos solares, la niebla imprime un halo de misterio y romanticismo a las ciudades monumentales de talla única como es el caso de Salamanca.
Foto: Masha Firsova / Texto: José Carlos Pozo

Desde el punto de vista fotográfico, el fenómeno meteorológico de la niebla es un atractivo al que el buen fotógrafo nunca se resiste con el objeto de captar momentos únicos e irrepetibles.
Así lo hizo nuestra nueva colaboradora Masha Firsova, que con imágenes como la que reproducimos consiguió “atrapar” la niebla de Turismo de Salamanca mientras engullía iglesias y edificios de su casco histórico. Para nosotros, este extraño aspecto fantasmagórico acrecienta la belleza y la magia de la ciudad castellano-leonesa.