“Viajes con Heródoto”

Reseña: José Carlos Pozo

• Autor: Ryszard Kapuscinski (1932-2007)
• Nacionalidad: Polonia
• Editorial: Anagrama (2006)

Como buen librero, mi amigo David ha sabido complacer mis gustos literarios con este extraordinario libro. Si no hubiese sido por su regalo de cumpleaños, no me habría topado aún con “Viajes con Heródoto” y, por ende, con la espléndida prosa de Ryszard Kapuscinski. Entre mis lecturas del año ha sido el mejor descubrimiento, no sólo porque me ha atrapado con un estilo fluido y sencillo en sus relatos pero a la vez profundo en sus reflexiones sobre el ser humano, sino también porque me ha sorprendido satisfactoriamente como este autor polaco mezcla diversos géneros literarios y periodísticos produciendo una obra de difícil catalogación. Desde luego, no es una novela. Es más bien un híbrido entre reportaje, ensayo etnográfico-antropológico y libro de viajes.

Kapuscinski pronto identifica a Heródoto como el primer gran reportero de la historia y lo considera su gran maestro. Nos cuenta:

“…mis viajes cobraron una segunda dimensión: viajé simultáneamente en el tiempo (a la Grecia antigua, a Persia, a la tierra de los escitas) y en el espacio (mi labor cotidiana en África, en Asia y en América Latina). El pasado se incorporaba al presente, confluyendo los dos tiempos en el ininterrumpido flujo de la historia”.

Pero no creas que encontrarás una crónica de guerras, pactos y traiciones al uso. Kapuscinski, al introducirse en el mundo de Heródoto, nos va a dar una interpretación muy singular de las luchas entre persas y griegos, y su correlación con el presente. Las lecturas de Heródoto le despertaron una curiosidad adictiva por el mundo. De las exploraciones del historiador griego aprendió que sólo viajando, preguntando, observando y sacando sus propias conclusiones puede cumplirse la verdadera labor del periodista.

Si te gusta viajar tanto como a mí, espero que la lectura de “Viajes con Heródoto” te reafirme en la convicción de que los viajes son el mejor antídoto para combatir el “provincialismo” y enriquecernos cultural y socialmente, además de recordarnos que de las civilizaciones antiguas debemos extraer enseñanzas válidas para nuestro presente. Este libro me ha generado unas ganas irrefrenables de leer a Heródoto.