Historia Sociología

«El árbol armenio», el genocidio olvidado

Existe un pequeño país cristiano situado en el Cáucaso sur, incrustado entre enormes naciones musulmanas (Turquía, Irán o Azerbaiyán), cuyo pueblo ha sufrido como pocos los avatares más trágicos y desgraciados de la historia moderna. Mucho se ha hablado y se habla del Holocausto judío perpetrado durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). En cambio, poco se sabe o se escucha del exterminio despiadado, irracional y de proporciones similares al judío que los turcos ejecutaron con mano impasible y sanguinaria contra los armenios a finales del siglo XIX y principios del XX. “El árbol armenio” es una novela histórica conmovedora que, a través de las vicisitudes de la familia Nazarian-Nakhoudian, entrelaza las víctimas armenias con los victimarios turcos, pero sobre todo es una denuncia de cómo un Estado se convierte en genocida de ciudadanos propios simplemente por ser diferentes. 

Reseña: José Carlos Pozo

  • AutorG. H. Guarch (1945-Actualidad) El árbol armenio
  • NacionalidadEspañola
  • País tratadoArmenia
  • EditorialEdiciones del Bronce (2002), 443 páginas

El narrador del libro, Daron Nakhoudian, vive en Estambul con una madre introvertida y traumatizada por el pasado que nada le ha contado sobre sus orígenes. Daron emprende la labor titánica de reconstruir su árbol genealógico y de paso va a encontrar a sus parientes armenio-turcos dispersos por el mundo. “El árbol armenio” es como un gran puzzle familiar cuyas piezas rotas y perdidas van a aparecer gracias al tesón investigador de Daron. Para comprender la historia de esta familia ficticia, en la que seguramente muchos armenios verán reflejados el pasado de sus abuelos o bisabuelos, el libro se remonta de soslayo a las primeras masacres de 1894-1896 (unos 300.000 armenios) y con más profundidad a los exterminios masivos de 1915. El Imperio Otomano masacró en el espacio de poco más de un año (1915-1916) a 1.500.000 armenios (de los 2.300.000 que murieron en la Primera Guerra Mundial). Fue un plan minuciosamente orquestado por el gobierno turco que comenzó con la liberación de 12.000 criminales para que cometiesen las más degradantes aberraciones contra los ciudadanos armenios de Turquía y con la detención y posterior asesinato de 600 intelectuales, comerciantes, propietarios y políticos armenios en Estambul. Después de forma sistemática el ejército turco fue evacuando a los armenios de las aldeas y ciudades. Los hombres fueron fusilados casi inmediatamente, mientras que las mujeres y los niños fueron forzados sexualmente y obligados a caminar distancias maratonianas que provocaban sus muertes por cansancio, deshidratación o hambre. La última consecuencia de este genocidio fue la diáspora armenia a lugares tan dispares como París, Nueva York o Buenos Aires. La mayor parte de la población tuvo que huir. Actualmente hay 12 millones de armenios y de ellos 8 millones viven fuera de Armenia A día de hoy Turquía sigue sin reconocer el genocidio armenio, sin aceptarlo ni pedir perdón como pasó en la Alemania de la posguerra. Por el contrario, su simple mención suscita la furia del pueblo y del gobierno turco como cuando el Parlamento francés decretó la evidencia oficial de este genocidio en 2000.

El árbol armenio
Zonas con importantes comunidades armenias en Turquía en 1915

“El árbol armenio” es la primera de las tres novelas (“El testamento armenio” y “La montaña blanca”) de la Trilogía Armenia de Gonzalo Guarch, arquitecto y escritor que reconoce una gran sensibilidad y simpatía por uno de los pueblos más maltratados. Por su armeniofilia en 2004 le fue concedida la Medalla de Oro al Mérito Cultural de la República de Armenia. Son libros dedicados al recuerdo del primer genocidio moderno, el más olvidado, el que sirvió de ensayo a los alemanes para el Holocausto judío. Sí, a los alemanes. Porque Guarch cuenta en “El árbol armenio” que los ideólogos principales del genocidio armenio fueron el Káiser Guillermo II, gran amigo del sultán Abdulhamid II, y sus militares e intelectuales desplazados a Turquía para organizar el ejército otomano y ayudarles en la eliminación de los enemigos internos (griegos, judíos, sirios, kurdos…pero fundamentalmente armenios). Sin duda, pocos años más tarde Hitler tomaría el ejemplo de Turquía, de ahí que arengase a sus generales para que destruyesen totalmente Polonia. Así nadie se acordaría de los polacos al igual que nadie hablaba en ese momento de los armenios.

“A los turcos, a los alemanes, les habían enseñado a odiar durante gran parte de sus vidas. A desconfiar del otro hasta el punto de aceptar que era mejor terminar con él que comprenderlo”. (Pag. 407)

 

Guarch cuenta cómo muchos compañeros de clase de jóvenes armenios, con los que jugaban en la escuela, se convirtieron en represores, o los empleados o amigos de los empresarios armenios en delatores o conspiradores para quitarles sus riquezas. Sin embargo, también hubo mujeres y hombres, vecinos o empleados turcos, que se jugaron la vida para ayudar a escapar a los armenios y algunos fueron capturados y fusilados al instante por traicionar a sus hermanos turcos exterminadores. Antítesis entre la maldad sin límites de unos fanáticos criminales frente al valor y la solidaridad sin límites de otros. Un libro, pues, que nos enseña la necesidad de recuperar la memoria por encima del olvido.

El árbol armenio” se enmarca en la época de la disolución del Imperio Otomano, que abarcó desde Argelia hasta Arabia Saudí y desde Irak hasta Centroeuropa. La desmembración del sultanato turco está en el origen de muchos de los recientes conflictos: la creación del Estado de Israel; las guerras de los Balcanes, Siria e Irak; la revolución islámica en Irán… Y la historia parece recrear irónicamente las calamidades humanas una y otra vez, puesto que el polvorín de Oriente Próximo ha vuelto estallar en estos últimos meses con la creación del Estado Islámico de Irak. De nuevo la utilización extremista de la religión para matar a otros que no son o piensan igual.  

El árbol armenio
La actual Armenia no tiene salida al mar. Su capital es Yereván (un millón de habitantes).

3 Comentarios

  1. Avatar

    marisol melendez

    28 de septiembre de 2014

    Gracias por escribir acontecimientos que en América se desconocen y que es mejor saber que ignorar, para poder prevenir, en la medida de lo posible.

  2. Avatar

    Jose Carlos Pozo

    28 de septiembre de 2014

    Marisol, te recomiendo la lectura de la segunda parte de este libro sobre el genocidio armenio, también escrito por G. H. Guarch. Puedes echarle un vistazo en http://www.casadellibro.com/libro-el-testamento-armenio/9788496968264/1176581

  3. Avatar

    Anna

    28 de septiembre de 2014

    M’ha impactat fortament la lectura d’aquest llibre, tot i ser coneixedora, ara veig, que molt poc d’aquest genocidi, i veure com al llarg de la història, la raça humana no ha millorat, sinó tot el contrari, la enveja, l’odi, porta a aniquilar races, ètnies que conviuen pacíficament, només per l’afany de poder.
    Fa pocs dies que he tornat d’Armènia i admiro aquest país i les seva gent.

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