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Ensayo sobre la Soledad (Literatura coreana)

El libro “Narradoras coreanas contemporáneas” aglutina diez relatos que exploran las principales preocupaciones de la mujer en la moderna sociedad coreana. Desde su nuevo papel en el ámbito de la familia; las difíciles relaciones con sus mayores, sobre todo la figura paterna; hasta la recuperación de su sexualidad. Uno de esos relatos, titulado “Las cajas de mi mujer”, me ha dado pie a crear un ensayo sobre la soledad individual en los países desarrollados, probablemente el tema más recurrente en el libro reseñado.

Texto: José Carlos Pozo

  • Autora: Kim Un Kyung
  • Nacionalidad: Corea del Sur
  • Editorial: Verbum

LA SOLEDAD EN COMPAÑÍA

Libro de narradoras coreanas contemporáneas¿Andamos solos por la vida aun estando acompañados? ¿Vivir en pareja nos redime de la soledad? ¿De puertas adentro son felices los matrimonios? ¿En las sociedades modernas el individualismo rige todos nuestros designios? Éstas son algunas de las muchas cuestiones que asaltan nuestros pensamientos después de una lectura sosegada y analítica de “Las cajas de mi mujer”. Cargado de intensas dosis de simbolismo, este relato de Eun Hee-Kyung aborda precisamente el fracaso de un matrimonio cuando el distanciamiento de sus miembros se impone a un amor irreal, fingido, de conveniencia mutua para no sentirse solos y perdidos en un mundo cada vez más competitivo y apabullante. Desde prácticamente las primeras líneas nos remarca el enorme peso que la soledad ejerce en los estados de insatisfacción del ser humano.

Con gran acierto estilístico, la escritora coreana recurre al marido del matrimonio para hacer la función de narrador. Este artificio literario enfatiza aún más las descarnadas palabras con las que nos describe a su esposa. Si bien al principio expresa sentimientos positivos hacia ella, pronto dejará de mostrarle la más mínima compasión retratándola con calificativos poco halagadores, indignos para la persona con la que uno comparte su vida. De ordenadora compulsiva y friolera patológica pasa a describírnosla como un ser “antisocial” que no tiene ni amigas y que se alegra de tener a los familiares lejos, en Canadá, para no tener que visitarlos constantemente. Según él, su mujer es ingenua hasta la saciedad, es corta de entendimiento porque de lo mucho que lee no se acuerda de casi nada, es aburrida en cuanto a los temas que saca en sus conversaciones y duerme como un lirón, por lo que su presencia en la casa apenas se nota. Para colmo, en la mayoría de las ocasiones pone pegas a la hora de cumplir con las “obligaciones matrimoniales” en la cama, es decir, es frígida, y además padece de arranques de histeria incontrolables, como cuando se puso a gritar en la escuela de arte por un chorro de agua que le estaba sacando de quicio. Eso sí, cocina bastante bien. Algo es algo, una mínima cualidad válida y aprovechable para un hombre que destila machismo por los cuatros costados, que no hace el más mínimo esfuerzo en comprenderla y en apoyarla. Él nos cuenta cómo es su mujer, pero es ella la verdadera protagonista de esta historia. Una antiheroína que no encaja en ningún lugar y en ningún momento

No hay forma más despersonalizadora que eludir llamar a alguien por su nombre. Los personajes de este relato carecen de ello. Son nombrados como “mi mujer”, “la vecina”, “su amiga”… Al no precisar ni un solo nombre o apellido coreano, americano, indio o del lugar que sea, Eun Hee-Kyung parece dejar patente que esta situación de incomunicación y desentendimiento puede acontecerle a cualquier pareja de cualquier rincón del mundo. Al igual que otras autoras coreanas contemporáneas, muestra un afán evidente por trascender los límites de las tradiciones de su país y abordar temas universales que son comunes en otras culturas. Y es que la literatura no es más que un fiel reflejo de la sociedad donde cada cual vive. Concretamente Corea del Sur destaca por ser uno de los países que más ha avanzado en las dos últimas décadas, con una economía de primer orden, un sector tecnológico de vanguardia, una educación sobresaliente y un pueblo emprendedor y creativo. Se trata, pues, de una sociedad que ha sabido subirse con éxito al carro de la globalización. Eso se nota en todos los ámbitos, incluido el literario, cuya pretensión actual es abrirse también al mundo.

Calles iluminadas de Seúl, Corea del Sur
El urbanismo de Seúl es el mejor ejemplo del acelerado proceso de desarrollo de Corea del Sur

En otro ámbito simbólico, la mujer del matrimonio almacena en cajas los objetos que le recuerdan momentos que pudieron haber sido dichosos: la camiseta del bebé que nunca tuvo, el collar de conchas de su luna de miel… Así, pues, las cajas metaforizan las “heridas” emocionales que le causan tanta infelicidad y vacío existencial. No es ni mucho menos una marginal de los sentimientos, ella es tan sólo una persona que reprime exteriorizarlos y que ha encontrado en las cajas un recurso para su desconsuelo.

En un momento dado del relato, cuando comienza a salir asiduamente con su vecina y socializar más, parece encaminarse hacia una vida más placentera. No obstante, es un atisbo de esperanza que pronto se disipa, entre otros motivos por el nulo apoyo de un marido que no comprende la nueva conducta de su mujer. Él se siente desconcertado, celoso y enrabietado porque su mujer no esté en casa a la hora que él llega. En lugar de dedicarle más tiempo y luchar por un amor que desfallece a pasos agigantados, la actitud del relator de esta historia es alejarse aún más. Pasa más tiempo en la empresa, comienza a practicar deporte y se matricula en un curso nocturno de idiomas.

Aglomeración de personas en las calles de Seúl, Corea del Sur
Aunque estés siempre rodeado de gente, como en Seúl que cuenta con 11 millones de habitantes, te puedes sentir la persona más sola en el mundo

En estas circunstancias la continuidad de la pareja es insostenible. El marido adopta una actitud drástica: encerrar a su mujer en un sanatorio tranquilo y perdido del cual sólo él tiene la potestad de sacarla. Sin escrúpulos, se deshace de ella como si fuese un objeto gastado e inservible. El final del cuento se materializa en otro magistral juego metafórico. En el camino de regreso del sanatorio, Eun Hee-Kyung le da la posibilidad a su narrador artificial de salvarse a sí mismo eligiendo entre una carretera boscosa y abrupta, que representa la vida natural que le faltó con su mujer, y una calle amplia y pavimentada, que significa una vuelta a la vida estresante y destructiva física y psicológicamente de las grandes urbes. El marido se decanta por esta última opción. Seguir la vida del mismo modo, aunque sea mudándose a otra ciudad, es más fácil que enfrentarse a un cambio profundo.

En “Las cajas de mi mujer” Eun Hee-Kyung no se limita a ser una mera taquígrafa de las relaciones insatisfactorias de la Corea actual y, por ende, de las sociedades capitalistas. Estamos inmersos en un frenesí alocado de satisfacciones personales, donde prima el consumismo atroz y desmedido que nos lleva al egoísmo más absoluto, a ese estado en el que sólo pensamos única y exclusivamente en nosotros mismos. La escritora coreana entra en la intimidad de un apartamento para enseñarnos por qué reina tanta tristeza a nuestro alrededor y, en última instancia, nos “grita” enérgicamente para que aprendamos a vivir en pareja, lo que significa interesarse por el otro/la otra y comprenderlo/a. De ese modo, en el mismo seno del matrimonio nos salvaremos de ese mal llamado soledad.

3 Comentarios

  1. Avatar

    Ria Gouw

    24 de noviembre de 2011

    Hola Jose, he leido tu ensayo. Muy amplio y bien redactado!Solo, me gustaría saber algo mas sobre la escritora, su posición en el mundo de literatura de Corea de Sur,etc. Es por curiosidad y para tener una idea como se percibe su arte en una cultura con diferentas normas. Porque aqui, en el Occidente estamos bastante acostumbrado a sacar el tema de la soledad como individuo, en pareja y/o como mujer. Pues, nada mas y hasta pronto.

  2. Avatar

    Ana

    24 de noviembre de 2011

    Hola Jose. He leído tu ensayo y me ha parecido muy interesante. Lo has redactado magistralmente, ENHORABUENA! y has logrado tu objetivo, despertar una gran fascinación y curiosidad! Creo que voy a leerlo. Y después, espero poder compartir impresiones. GRACIAS Y BUEN TRABAJO JC!

  3. Avatar

    Jose Carlos Pozo

    24 de noviembre de 2011

    Gracias Ana y Ria por vuestros comentarios. Lamentablemente estos libros sobre literatura desconocida, como es el caso de la coreana, son difíciles de encontrar en las librerías normales. De hecho, el ejemplar que leí lo conseguí en la Universidad de Málaga gracias a un intercambio cultural con una universidad coreana, que había posibilitado la traducción al español de las obras de algunas autoras coreanas.

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